28.3.11

Desvelando secretos: La programación de vuelo


Hoy voy a contarles sobre la programación de los vuelos eso que tanto preguntan ustedes; esa “cosa” que te dan todos los meses con los vuelos que vas a hacer, y que no vale absolutamente de nada, porque a final de mes te das cuenta de que no has hecho ni una cuarta parte de lo que tenías programado.
La primera vez que la recibes no tienes claro si se trata de tus vuelos, o de una encriptación del Código da Vinci. Cifras y letras por todas partes; yo estuve a punto de llamar directamente a Jordi Hurtado. El caso es que te pasas un buen rato calculando las horas de firma (la hora a la que te tienes que presentar en la oficina del aeropuerto para conocer a los que serán tus compañeros del día) las horas de llegada, las ciudades en las que vas a dormir…y todo eso no te vale de nada. ¿Y por qué? Pues porque el día anterior a empezar la línea, te llaman de Crew Control y te dicen que ya no vas a dormir en Neuva York, sino en Caracas…y que no firmas a las 12 del mediodía, sino a las 4 de la madrugada.
Y lo peor es cuando te quitan la línea y te programan una imaginaria.
No, no. Nada que ver…eso viene más tarde. Lo de la amiga imaginaria viene cuando ya llevas una temporadita volando sola en el galley trasero del Airbus380. Que ves el otro asiento ahí vacío,tan solito, que te entra una melancolía y una pena terrible y te imaginas que a tu lado va otra compañera, e incluso acabas hablándole. Es real eh,lo juro.
En este caso no me refiero a ella; me refiero a la famosa “imaginaria” de la aviación. Estar de imaginaria, es estar de guardia. Como los médicos,el tema es que los médicos que están de guardia, están en el hospital, y las tripulaciones que están de imaginaria, están en su casa.
Suena bien, no? Pues no! La imaginaria consiste en estar 24 horas pegada a tu teléfono móvil porque en cualquier momento te pueden llamar los amigos programadores para decirte que tienes que salir a volar. Y en 45 minutos como máximo debes presentarte en el aeropuerto. 45 minutos. 45. ni uno más.
Vamos a ver… a qué mujer normal le lleva 45 minutos vestirse, peinarse, maquillarse, sacar el auto, llegar al aeropuerto, aparcar, volver a peinarse, volver a maquillarse en el espejo del coche y llegar a la oficina? Pues a la azafata.
La imaginaria es una auténtica putada faena. Vives angustiada, mirando el móvil cada 5 minutos. No te alejas de casa más de 250 metros, no vaya a ser que por estar a 300 se alineen todos los astros y creen una fuerza magnética que te robe la batería del móvil y ya no puedas recibir más llamadas. Cuando oyes que te suena el móvil da un vuelco el corazón…y contestas toda amable y buena, pensando que por ser educadita, el programador de turno te va a poner una línea de ida y vuelta.
Pero no…te casca un pedazo de línea de 7 vuelos trabajando, más 1 vuelo de situación al quinto infierno. 15 horas de actividad que te acabas de comer así , en un santiamén…que lo único que te dan ganas de preguntarle es quién es la “cabrona” que se ha dado de baja en el último momento.
Y luego están los “francos”. Esos días caudillosos también llamados kindersorpresa. Porque los francos son así: nunca sabes lo que llevan dentro…el franco puede convertirse el día anterior en una línea, en una imaginaria, o incluso en un libre (raramente, pero en ocasiones pasa).

Llamada real:
•TCP Arwen?
•Sí soy yo
•Te vamos a poner línea en los dos francos que tienes mañana y pasado
•Nooo!
•Si
•Por qué??? Mañana tenía médico! Llegaré temprano por lo menos?
•No
•Llegaré tarde?
•No
•Pufff…a qué hora llegaré a casa?
•No llegarás
•Duermo fuera?
•Sí. Toma nota: hora de firma 05.45 Buenos Aires-Barcelona-Madrid-Estocolmo.
•Y pasado mañana, a qué hora llego?
•No llegas
•Tampoco? Pero si me habian puesto línea en todos los francos de este mes!
•Pues ahora tienes 2 más. Hora de firma 12.00 Estocolmo-Madrid y situación a Londres
Ahora es cuando sacas el listado de novatas que tienen solo un par de vuelos al día, para intentar colarles el plomazo de línea que acaban de colocarte. Y cuando has conseguido que se queden con las dos noches fuera, con el Estocolmo, y ya está el cambio firmado sin opción de marcha atrás, te vuelve a sonar el móvil:
•TCP Arwen?
•Sí, soy yo
•Que te cambiamos la programación
•Qué??? Otra vez? Pues avísale a la TCP Fulanita, porque acabo de hacerle un cambio (“Bueno, me da igual, yo tengo un ida y vuelta”…piensas triunfal mientras te compadeces de la que va a hacer tu línea)
•Sí, que al final te damos los francos libres…
(en la imagen una programacion de vuelo real)

Desvelando secretos: Antes de que tú embarques…


Sé que va a ser difícil que lo asimilen, pero la realidad es que ese avión al que estás a punto de embarcar,no lleva ahí todo el día esperándote,ni tu vuelo va a ser el primero que haga hoy, y ni siquiera se ha fabricado un avión especial para que tú te vayas de vacaciones al Caribe con tus nueve millones de maletas y tu sombrilla.
Lo sé; las verdades siempre duelen…pero es así. Tú no eres especial, y antes de que nos vuelvas a llenar el avión de porquerías, o a pegar el chicle en el tarjetón de seguridad, es probable que los servicios de limpieza ya lo hayan limpiado 4 o 5 veces en el mismo día. (bueno, quien dice servicios de limpieza, dice los propios auxiliares de vuelo de American Airlines)
Para que puedas hacerte una idea de cuál es el procedimiento que seguimos antes de que ustedes embarquen,les voy a contar un día a día en la compañías para la que trabajo: (para poder entender esto amplíe la imagen)

Desvelando secretos: ¿Dónde vive una azafata?


Está claro…en el avión. Y su tiempo libre, lo pasa en un piso a las afueras de una ciudad, compartiendo espacio con 3 tcp´s más, que obviamente son igual de forasteras que ella.
En Madrid, colonizan Barajas, Paracuellos del Jarama, Coslada, y las más cosmopolitas Ciudad Lineal o Alameda de Osuna.
En Barcelona, Castelldefels, El Prat, y Plaza de España. En Valencia, Manises, Mislata, Paterna, y Avenida del Cid. En Málaga, Torremolinos y Benalmádena…y así con todas las ciudades que tienen bases para tcps.
Ahora bien, vamos a lo que de verdad importa:
El piso se convierte en hostal improvisado. Estadísticamente, es más probable que crew control te mantenga la programación mensual intacta, que de que las 3 tcp´s coincidan en el piso. Así que siempre queda una habitación libre para las visitas… Ahí comienzan las primeras disputas, porque generalmente por la habitación de tu colega han pasado una panda de borrachos y ella no se ha enterado. Y cuando se entera, pues claro, se lía parda.
En casa de una azafata, casi todo proviene del avión. El avión es tu amigo. El avión es tu supermercado particular…de él obtienes coca-colas, botellas de agua, zumos, sandwiches, muffins, chocolatinas, Bombay, J&B, Arehucas, toallitas refrescantes que tendrán mil usos en casa, almohadas sin estrenar que servirán de cojines, y si me apuras hasta el papel higiénico (sí, ahora dime que ustedes nunca han hecho la compra en el avión, porque yo podría dar unos cuántos nombres...
Y lo que no proviene del avión, proviene del hotel. ¿Quién no tiene un albornoz del hotel de Bilbao? ¿Y una toallita del de Roma? ¿Y todos los jaboncitos, peines, algodones, cepillitos y limas de uñas? menos mal no te puedes llevar las lamparitas, que si no…
Los pilotos no son propiedad privada. Son un bien público compartido. Es decir, si te lías con uno, tienes que aceptar que probablemente pasado mañana estará de nuevo en tu hotel, pero no en tu habitación, sino en la habitación de al lado. Eso es así y ya.
Si eres novata y vas a compartir piso con un par de veteranos, mejor marca todas tus camisas, faldas y americanas. Te van a desaparecer del armario. Asegurado.
Dá igual lo grande que sea el piso. Siempre habrá de por medio una maleta, una bolsa de vuelo o un abrigo. No las recojas, no las guardes…da igual, se reproducen solas y volverán a aparecer en medio del salón. No les dés de comer a partir de media noche. No las mojes…solo por si acaso.
Si estás buscando compañero/a de piso, no lo dudes. Pon una azafata en tu vida! Son bonitas, nunca están en casa y además… te saldrá la compra gratis.

8.4.10

la promesa que me has hecho


Si dejara atrás mi amorPor venir a tu defensa¿Te preocuparías por mí Con un dolor en tu pecho? ¿Podría confiar en tu fe para ser fuerte Para levantarme, apoyarme y empujarme a seguir? Dime Que estarás ahí en el momento en el que te necesite No me voltearás la espalda Ayúdame a salir de la vida que llevo Recuerda la promesa que hiciste Recuerda la promesa que hiciste Si te diera mi alma Por un pedazo de tu mentalidad ¿Me llevarías contigo Al lejano borde del tiempo? ¿Podrías entender si supieras que soy falso? ¿Nos convertiríamos en uno,o nos dividiríamos en dos? Por favor dime Que estarás ahí en el momento en el que te necesite No me voltearás la espalda Ayúdame a salir de la vida que llevo Recuerda la promesa que hiciste Recuerda la promesa que hiciste ¿Podría confiar en tu fe para ser fuerte Para levantarme, apoyarme y empujarme a seguir? Por favor dime Que estarás ahí en el momento en el que te necesite No me voltearás la espalda Ayúdame a salir de esta vida que llevo Recuerda la promesa que hiciste Recuerda la promesa que hiciste...

21.3.10

Despues de un tiempo...


Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a contruir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma
de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Asi que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma,
en lugar de esperar
a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que
realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende...

8.10.09

¡Volando voy,Volando vuelvo...!

Recordar mis primeros viajes en avión siempre me llenan de regocijo, no por la cuestión de viajar durante largas horas en un aparato cerrado y alargado que una vez dentro se asemeja a una lata de sardinas en escabeche, sino por la experiencia de viajar a otros países, visionar otras culturas, contemplar que no sólo existe Colombia en el mundo,que no solo de bandeja paisa vive el hombre. La primera experiencia aeronáutica me llevo a Miami con 8 añitos bonitos años aquellos en los que estudiar era simplemente leer un par de hojas el día antes!, fue un viaje algo movidito. Las turbulencias producidas por la ferocidad del dios Eolo sacudían el avión de United como un barco de papel en el mar. Todos los ejes de movimiento conocidos por la física de un cuerpo poseyeron demonológicamente al avión en cuestión de segundos: arriba,abajo, al centro y pa dentro, atiborrándome a zarandeos y lloros de mi hermano que es menor que yo.

Entre el lloro, los ajetreados movimientos que también poseían a mi hermano, y mi madre preparando con antelación las bolsitas de papel que colocan en los asientos delanteros del avión para una posible evacuación de flujos estomacales, me pusieron también a mi mal, y terminé peor que las maracas de Machín, vomitando toda la porquería que me había comido horas antes en el avión, el síndrome de la resaca se apoyaba en mi hombro sin haber tocado en mi vida el alcohol, ni ninguna sustancia alucinógena o de alegría momentánea. Tras recuperarme días posteriores de mi aflicción, pude disfrutar de esa ciudad tan cosmopolita y de lujo marbellí americano. La vuelta de mis vacaciones no resultó tan fatídica, mi madre previsora como nadie, compró una pastilla para el mareo, al poco tiempo de haberlas tomado mi hermano y yo caímos abatidos en las incómodas butacas del avión, nos sedó con una pastilla semejante al cloroformo para caballos, no había dormido tanto en toda mi vida.

Tras estos viajes tan moviditos, se han sucedido otros en los cuales he aprendido bastante sobre otras culturas y religiones. La salas de espera de los aeropuertos son una "polis" en sí, gente de diversas nacionalidades esperan un mismo avión, no compartiendo el factor destino, debido a los molestos trasbordos que a veces hay que hacer para llegar a tu destino.Siempre he pensado que un aeropuerto es como la vida misma, unos vienen y otros se van, volando(valga la redundancia) por caminos distintos en los cuáles no sabes cómo va a comenzar, ni como va a terminar la historia.

Yo,sentada en una de esas sillas impersonales de los aeropuertos contemplo a la gente y el aburrimiento de la espera hace el resto, comienzan entonces las preguntas tontas ¿ A dónde irá toda esa familia que está sentada en frente de mi?¿Me tocará ventana o el dichoso puesto del centro?, ehhh ese chico lleva una bandera de Colombia en su maleta ¿ hablará español?¿Compartiremos el mismo avión? cosas absurdas.

Ya una vez introducidos y colocados como niños en nuestros respectivos asientos comienzan las oraciones a todos los santos conocidos y por conocer , comienza el temor de ¿ Y si falla un motor? ¿ Y si por casualidad en mitad del despegue se cruza un pajaro por la trayectoria recta del avión?, no les voy a negar que sea una angustias, pero el miedo te prepara para una posible actuación rápida, una vez en el cielo los miedos y tensiones desaparecen, sólo estas tú y las 120 personas más que van contigo navegando por un mar de nubes. Enciendo mi I-pod, suena Camarón de la Isla ¡ volando voy, volando vengo.., por el camiiiino yo me entretengo..! Un saludo.

5.9.09

El Encanto de Volar...




Podría decirse que, a partir del momento en que descubrí
ciertas facetas de mi personalidad que desde niña me habían
sido imperceptibles, siempre he considerado que mi peor defecto
es el egoísmo, lo cual convertiría mi profesión en una
curiosa y absoluta ironía, ya que durante los últimos dos
años de mi vida me he dedicado básicamente a servir a otros.
Y debería subrayar con énfasis que no ha sido una cantidad
nada desdeñable: varias decenas de miles de pasajeros en cientos
de vuelos internacionales. Pero aunque la mayoría de la
gente común sospeche que la finalidad de la tripulación de un
avión es la de servir comidas y bebidas, en realidad estarían
incurriendo en un error de juicio causado por una evaluación
superficial y hecha a la ligera. Y es que habría que recalcar, entonces,
que la misión primordial de los tripulantes de cabina,
objetivo para el cual estamos altamente entrenados y preparados,
es la de mantener el orden y el control en caso de cualquier
eventualidad que ponga en situación de riesgo al vuelo,
la nave y/o a los pasajeros. Aún así, debo reconocer que dado
el elevadísimo nivel de seguridad que tienen los vuelos hoy en
día, debido a las rigurosas inspecciones técnicas y exámenes
de control a los cuales se someten las aeronaves y el personal,
finalmente nuestras competencias suelen terminar encajando
en la categoría del servicio y el confort, cuales (relativamente
involuntarios) camareros de los restaurantes del cielo.
Debo admitir que al empezar a trabajar como auxiliar de
vuelo me vi en la obligación de transformar mi carácter por
completo. Para dedicarse a esta profesión uno tiene que mostrar
una gran vocación de servicio y mucha afabilidad para
lidiar con los pasajeros, quienes son la razón de ser de nuestra
existencia a bordo de un avión. Pero cuando comencé a volar
con mi primera aerolínea, yo tenía una forma de ser muy
distinta a la que debería poseer el prototipo ideal de azafata.
Creo que las raíces de este problema se pueden encontrar en
mi infancia.
Nací en el seno de una familia que es economicamente muy pudiente.mi padre es Ingeniero Aeroespacial al igual que mi madre.
Cuando cumplí los 13 años, mi padre me pregunto que queria estudiar al finalizar mis estudios secundarios y muy segura le respondi -quisiera ser azafata y volar por todo el mundo-.
Mi madre, nos crió a
mi hermanito menor,Santiago(17 años) y a mí en una casa que tenemos al sur de Medellin,colombia.Desde
que tengo memoria fuimos tratados como zares. Ella y mi
abuela se aseguraron de facilitarnos en todo momento cualquier
cosa que nos hiciera falta. Nunca tuve que hacer nada
por mí misma ya que habian mucamas que nos atendian todo el dia y por eso empecé a dar este tipo de trato por
sentado. Supuse que así era como debían ser las cosas dado
que mi realidad siempre había sido esa. Estoy convencida de que
fue esta crianza la que dio cabida al surgimiento arraigado
del egoísmo en mi personalidad. Algo contra lo cual he tenido
que luchar intensamente si es que tenía la pretensión de
mantenerme en esta profesión y de llevarla con más facilidad.
Me era completamente inimaginable que otras personas pudieran
tener necesidades tan importantes como las mías, o
más incluso. Pero si bien con el paso de los años, poco a poco
empecé a descubrir y a identificar mis defectos como tales,muchas verdades me golpearon súbitamente y no tuve
mayor opción que la de asumir un cúmulo de lecciones
vitales de un modo profundo e intensivo. Cuando la vida
te enfrenta a una situación tan relevante,creo que es imposible que dicha experiencia
no te cambie de algún modo, haciéndote reflexionar
sobre cosas que nunca pasaron por tu cabeza y arrojando luz
nueva sobre todo lo que existe a tu alrededor y en tu interior,
permitiéndote ver las cosas con ojos distintos.
Fue así que, ya desempeñándome como auxiliar de vuelo,
decidí mejorar mi calidad humana y profesional. Empecé a
anteponer las necesidades de otros por encima de las mías
convirtiéndome a veces en una persona excesivamente complaciente,
para lo cual, hoy en día, voy procurando encontrar
un equilibrio más armónico sin llegar a desbordarme en
ninguno de los dos extremos. También, viviendo sola y lejos
de casa, aprendí a animarme y a sacarme a mí misma de mis
estados tristes y melancólicos. Aprendí a no dejarme derrotar
por las adversidades cotidianas y conseguí ser una persona
más serena y ecuánime, algo muy valioso trabajando en este
oficio. Aprendí a no darle demasiada atención a todo aquello que
no lo merece, y también a resolver mis problemas en lugar
de permitir que me abrumen poniéndome nerviosa o de mal
humor, lo cual me sirvió muchísimo para lidiar con los pasajeros
más complicados y con los avatares de la vida en cabina.
Descubrí mi lado femenino. Dejé de esconderme. En general
decidí convertirme en una mejor persona y, de algún modo,
creo que en retribución empecé a ser más feliz, a desempeñarme
mejor en el trabajo, y consecuentemente a sentirme más
plena y satisfecha con todo a mí alrededor.
A principios del 2007, dejé mi vida en la ciudad de Medellin (Colombia)donde
vivía y con veintidos años y me trasladé a la Ciudad de Buenos Aires,Argentina donde actualmente recido en un piso de la Av.Pueyrredon,en Barrio Norte para empezar una nueva aventura trabajando en
la línea aérea mas grande de Estados Unidos (American Airlines). Gracias a esta profesión he llegado
a recorrer casi la totalidad del mundo. He conocido cuatro
continentes y decenas de ciudades alrededor del globo, como
Shangai, Bangkok, Hong Kong, Singapur, Sydney, Londres,
París, Milán, Frankfurt, Khartoum, Entebbe, Dar es Salaam,
Nairobi, Johannesburgo, Estambul, El Cairo, Doha, Riyadh,
Casablanca, Beirut, Damasco, Teherán, Bombay, Nueva Delhi,
Karachi, entre muchas otras. Un sueño que jamás había
imaginado siquiera y que probablemente nunca hubiera conseguido
de haberme quedado en mi país.
El caso es que a pesar de que muchos crean que durante
su carrera como azafata de vuelo una debe haber llegado
a experimentar las más aterradoras, aberrantes y excitantes
aventuras que puedan concebirse viajando a miles de metros
de altura, tendré que decepcionar a varios confirmando que
la mayoría de esas circunstancias no las suele ver casi nadie en
todos sus años profesionales, y que son acontecimientos que
pertenecen más al ámbito cinematográfico que al de la vida
real, aunque no se pueda negar que muchos de esos relatos que
vemos en las películas de acción realmente hayan sucedido en
la historia de la aviación. En mi caso, yo no podré narrar aquí
las tribulaciones de un aterrizaje forzoso por fallos mecánicas,
o la histeria vivida durante un tenso y largo secuestro a manos
de terroristas, ni la salvación milagrosa ante una precipitada
caída en alta mar por inclemencias de la naturaleza. Quizá lo
más insólito y anormal que me ha sucedido en los años que
he pasado trabajando en el aire hayan sido dos situaciones que me enfrentaron a la muerte. No la mía propia, ni la de los
ocupantes del avión entero, pero si la de un par de individuos
que estaban a bordo de dos vuelos que tuve bajo mi turno.

Ximena